jueves, 25 de julio de 2013

La epopeya de San Santiago, el Apóstol caballero



                  Santiago Apóstol - Imagen venerada en Salta
La epopeya del Apóstol Caballero, “Luz y espejo” de Iberoamérica
Cuadros vivos de la Cristiandad
25 de julio de 2013 – Festividad de San Santiago


“¿Quieres que hagamos bajar fuego del cielo que abrase esta gente?” Estas palabras dirigían a Nuestro Señor Jesucristo dos hermanos, los Apóstoles Santiago el Mayor y Juan, futuro Evangelista, indignados porque los samaritanos no
querían hospedar al Divino Salvador (S. Lc., 9, 54). Jesús, regio, misericordioso y magnánimo, rechazó el pedido de estos discípulos predilectos a quienes llamó, por su ardoroso celo, “hijos del trueno”.
Estuvieron en los más grandes episodios de la vida pública de Jesús y tuvieron la gracia de estar especialmente unidos a la Ssma. Virgen. Jesús, dando su Madre a San Juan desde lo alto de la cruz, le dijo: “hijo, he ahí a tu Madre”; fue “el mayor legado que le fuera dado a un hombre recibir en esta tierra”. Y Ella se apareció a Santiago en el Pilar de Zaragoza para darle fuerzas e ímpetu en la evangelización: es la venerada Virgen del Pilar, Reina de España.
En una oportunidad Nuestro Señor les preguntó si podrían beber el cáliz que El mismo había de beber, y como respondiesen animosos
que sí, les profetizó que efectivamente lo beberían, lo que, en el caso de Santiago, significó padecer el martirio por su amor (S. Mc., 10, 39).
Luego de la Ascensión de Jesús al cielo, estalló en Jerusalén la persecución contra la Iglesia naciente. Santiago se dirigió a España a misionar. Allí le apareció prodigiosamente la Reina de los ángeles, que vivía entonces en Jerusalén, sobre “el sacrosanto pilar” de jaspe, mandándole erigir una iglesia de su nombre “porque desde ahora tomo esta nación debajo de mi amparo”. ¡Qué alegría para las naciones hijas de España estar bajo el amparo especial de María Reina, y cómo lo confirma nuestra historia! Basta pensar en las gracias de Luján, el nacimiento de Catamarca por la Virgen del Valle y la preservación y florecimiento de Salta por el Milagro.
Luego de su epopeya evangelizadora hispánica volvió Santiago a Jerusalén, donde el rey Herodes Agripa lo mandó degollar, siendo el primero de los apóstoles en derramar su sangre valerosamente por Cristo, como El lo había profetizado (ver Audiencia General de S.S. Benedicto XVI, 21.VI. 2006). Pero el triunfo de Herodes no fue duradero ya que, habiendo aceptado que el pueblo fenicio lo alabara por hablar como un Dios, y no como un hombre, “súbitamente el Angel del Señor lo hirió, porque no había dado gloria a Dios; y, roído por los gusanos, expiró” (Hechos de los Apóstoles, XII, 20).

APARICION DE SANTIAGO APOSTOL EN LA BATALLA DE CLAVIJO (festividad celebrada el 23 de mayo en el calendario litúrgico antiguo)
En contraste con la “muerte terrible de Herodes Agripa”, la epopeya de Santiago continuó trazando la luminosa estela de su “campus stellae” (Compostela), donde una estrella señaló milagrosamente la presencia de sus preciosos restos mortales, traídos por los cristianos desde Jope. Centro de veneración de multitud de peregrinos desde la Edad Media hasta nuestros días.
Lo hizo durante la Reconquista de ocho siglos contra los musulmanes, que invadieron España mediante traiciones en 711, bajando del cielo gloriosamente montado a caballo prefigurando a Cristo Rey, que de ese modo volverá en poder y majestad (Apoc., XIX, 11); e interviniendo en las duras luchas en defensa de laCristiandad.
Cuando los sarracenos, en el año 844, oprimían a los cristianos con graves y deshonrosos tributos, el Rey Ramiro de León, de la Casa de Asturias, rechazó sus injuriosas demandas para librar la Madre Patria de tan dura servidumbre.
Convocando los varones a las armas juntó un poderoso ejército que entró como un torrente de hierro, lanzas y cabalgaduras a las tierras enemigas. El moro Abderramán llamó en su auxilio hasta las tropas africanas para enfrentar a los cristianos. Pelearon en el campo de batalla con todas las fuerzas. Al anochecer, Don Ramiro llevó sus hombres cansados hacia el alto de Clavijo, preparándose para continuar la incierta lucha al día siguiente. Con gran preocupación y tristeza se adormeció, y en sueños se le apareció un varón celestial de gran majestad y grandeza, que le dijo: “Soy Santiago apóstol, a quien ha confiado Dios la protección de España. ¡Animo! Mañana te ayudaré y alcanzarás gloriosa victoria sobre tus enemigos”.
Despertó el Rey con esta visión y la comunicó a los obispos y capitanes. Y al amanecer, dando con vigor la señal del combate, bajaron las huestes españolas como bravos leones arrojándose sobre los bárbaros, invocando el nombre de Santiago.
Se asombraron los sarracenos al ver el ímpetu y valor con que los acometían unos enemigos que consideraban vencidos, y creció más su confusión porque Santiago, cumpliendo la palabra dada al rey, se dejó ver en el aire, cercado de luz resplandeciente, que a los cristianos infundía confianza y fortaleza, y a los moros terror y espanto.
Montado en un caballo blanco, en una mano traía un estandarte con la roja cruz, y en la otra empuñaba una espada fulminante que parecía un rayo. “Capitaneando nuestra gente se alcanzó ilustre victoria, quedando humillada desde aquel día la soberbia de los moros, y España libre del ignominioso tributo” (Francisco de Paula Morell, S.J. “Flos Sanctorum”).
Desde entonces los guerreros comenzaron a invocar al glorioso apóstol como su valeroso defensor en todas las batallas, especialmente en momentos en que todo parecía a punto de perderse. La señal de acometer y cerrar con el enemigo, era invocarlo diciendo: “¡Santiago, cierra España!”.

En Santiago del Estero, en cuya acta fundacional se encomienda a él como “luz y espejo de las Españas”, el caballero y vecino feudatario Juan Gregorio Bazán acometía las huestes salvajes paganas que atacaban a santiagueños e indios juríes al grito de: “¡Nuestra Señora, Santiago y a ellos!”. Con su ayuda logró salvar la primera ciudad argentina, germen de cristiandad del Norte y de todo el País.
Por este providencial patrocinio, numerosas ciudades de América llevan su nombre, pues se alcanzaron felices sucesos extraordinarios y heroicos, como en su espectacular intervención armado, a caballo y vistiendo el hábito de su Orden, frustrando el cerco que Manco Inca impuso al Cusco con 200.000 indios en 1536 y dando el triunfo a 200 españoles (cf. Pablo Fandiño, “Santiago el Mayor – Hijo del Trueno, Apóstol y Patrono de España”, Lima, 2010).
“Invoquemos también nosotros al santo –dice el Padre Francisco de Paula Morell, S.J.- para que nos defienda de nuestros enemigos visibles e invisibles y especialmente de los demonios y hombres diabólicos que causan la perdición temporal y eterna de los hombres”.
Oportunas recomendaciones ante las múltiples agresiones que sufrimos los argentinos e iberoamericanos de los enemigos del Catolicismo, que quieren destruir la tradición y la Fe, que anestesian la opinión pública a través de los medios masificantes de propaganda mientras van implantando aberraciones morales y un dirigismo invasor que destruye las autonomías regionales, la familia y la propiedad privada, pilares de la civilización cristiana y salvaguarda de las libertades legítimas.
*****************
JORNADA DE CULTURA HISPANOAMERICANA por la
CIVILIZACION CRISTIANA y la FAMILIA
Salta, 30 y 31 de agosto de 2013
"Por el renacer del espíritu de gesta!"
civilizacioncristianaymariana@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario