lunes, 24 de junio de 2013

Regreso al Orden - 3ª nota - La Revolución Industrial: hito definitorio de la intemperancia frenética





Notas sobre Return to Order”
“Regreso al Orden – De una economía
frenética a una
sociedad orgánica cristiana”
de John Horvat II

Texto y selección de ilustraciones de nuestra Redacción             

La Revolución Industrial:
hito definitorio de la intemperancia frenética

 
 El hacinamiento masificante de los trabajadores fue una de las manifestaciones peores de la Revolución Industrial, fomentado por la contra-corriente de la intemperancia frenética - Oleo de Adolf Menzel, "La fundición metalúrgica"
Ejemplo vivo e hito decisivo en que se observa a la contra-corriente promotora de la intemperancia frenética en acción, comenzando a ejercer gran influencia, son las grandes transformaciones de la primera Revolución Industrial (1760-1840) y sus respectivos ciclos de cambio tecnológico.
Se trató de una revolución “sin precedentes y de largo alcance”, con secuelas “económicas, culturales, sociales y políticas” (Carlo Cipolla, Before the Industrial Revolution…).
 

 La acción de la contra-corriente promotora de la intemperancia dio lugar a un frenético cambio de paso. En el cuadro de Carl Spitzweg (abajo), "Ciencia y Arte", vemos una soleada calle de la antigua Munich. Un anticuario vende mapas y libros y conversa tranquilamente con un interesado, mientras una joven busca agua en la fuente, rodeada de palomas, y una señora observa la escena por la ventana. ¡Qué contraste con la carrera automovilística que termina en tragedia del grabado de L'Illustration! (arriba).

Trajo gran progreso material y riqueza beneficiosos –debidos en gran medida a saludables factores preexistentes, como expansión del comercio,  abundancia de capital, desarrollo tecnológico y vasta infraestructura de instituciones sociales. Lo censurable era la acción de la contra-corriente de intemperancia, que dio lugar a un frenético cambio de paso que desató tendencias y procesos que produjeron convulsiones sociales y financieras.
Los notorios cambios de actitud y mentalidad, fruto de la intemperancia, hicieron disminuir la influencia moderadora de las instituciones familiares, culturales y religiosas –en las que residen “las verdaderas raíces de la estabilidad económica”, de acuerdo a Robert Nisbet –The Quest for Community…).
De este modo:
·        Se le da precedencia a la economía por sobre las actividades sociales, políticas, culturales o religiosas, que llegan inclusive a adaptarse a aquélla.
·        El cambio de actitud hacia el capital y el crédito lleva a su masiva expansión y contribuye a encumbrar, como élite gobernante de facto, a un régimen de banqueros, hombres de negocios y tecnócratas, cuyos poderes, fortunas y privilegios superan ampliamente los de los reyes y príncipes de antaño.
·        La Revolución Industrial inicia una transformación de la sociedad levantando una colosal infraestructura industrial para la producción masiva, la estandardización y la economía en gran escala. Provoca el abandono del campo y el establecimiento de grandes ciudades que acaparan la industria, el comercio y las finanzas.
·        Promueve una actitud secularista, materialista y pragmática ante la vida, que estimula el sueño de un “paraíso” material que obraría la redención de la humanidad y relegaría a segundo plano las cuestiones religiosas y morales (Sabino Acquaviva habla de un “proceso desacralizante”  en que “la propia organización de la actividad cotidiana se ha convertido en obstáculo a la religiosidad”, expulsando de ella a la vida religiosa).
·        Se introducen nuevas tecnologías, horarios de trabajo y ritmos de vida despersonalizantes, embrutecedores y causantes de stress.
·        Los desestabilizadores cambios preparan el terreno para la teoría de la lucha de clases de Marx, estableciendo una relación conflictiva entre propietarios y trabajadores.
 Marx y Engels, autores del Manifiesto Comunista. Los desestabilizadores cambios prepararon el terreno para la lucha de clases.
Nuestras críticas –dice Return to Order- no apuntan a las tecnologías utilizadas sino al modo en que la Revolución Industrial -y cada ciclo tecnológico subsiguiente- hizo avanzar el rol de comando de la contra-corriente pro-intemperancia frenética en la economía moderna.
Esta Revolución puso en marcha un impresionante abandono de la restricción en el campo económico, que continúa al presente. La economía actual hubiera sido mucho más avanzada y próspera sin la intemperancia frenética insuflada por esa corriente.





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