jueves, 17 de septiembre de 2009

La originalidad individual y familiar querida por Dios o "aseidad", fundamento de una sociedad orgánica y cristiana (II nota)


Fiestas populares en Burghausen, en la Baviera ducal, expresión de la riqueza de un verdadero pueblo no masificado.

En el momento en que avanza en Latinoamérica la masificación y el intento de amordazar la opinión libre, es importante recordar los principios básicos de una sociedad católica, cuyo valor orientador será particularmente precioso cuando las utopías socialistas autoritarias se derrumben como el muro de Berlín y los pueblos, a semejanza del hijo pródigo, vuelvan a la casa paterna, la civilización cristiana, orgánica y mariana. Atentamente, Pelayo

II.
¿Pueden tener “aseidad” los grupos sociales?
Hay una aseidad del individuo y otra de los grupos sociales tales como una corporación (de patronos y obreros), un feudo, un barrio, una parroquia, una institución, una academia, una familia.
Todos esos grupos sociales tienen, en cuanto entes morales, una aseidad propia. Es decir, una capacidad de producir, de hacer germinar, de dar nacimiento a una riqueza de alma peculiar, decorrente de la combinación adecuada y orgánica de las riquezas de alma de los individuos que los componen.
Esta aseidad debe constituirse al soplo y a la luz de la Iglesia Católica; con base en la Fe, …en la razón -es decir, en la recta filosofía vivificada, animada, guiada y tutelada por la doctrina católica. Por tanto con base en la moral, que es uno de los elementos integrantes de la filosofía.
En este edificio así constituido, dentro de esos cuadros, y dentro de ese firmamento, cada alma, y luego cada grupo social, cada región, cada nación, cada ciclo de civilización, de cultura, encuentran ordenadamente el trayecto de su vuelo propio. Este es el mecanismo de la aseidad.

(fuente: Notas tomadas de apuntes de conferencias del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, sin revisión del autor.)

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